jueves, 8 de octubre de 2009

Rolling stones

El oxido irrita la piel del metal mientras el agua lame con su lengua transparente el acido helado de su superficie. Una cepa de luz es un microbio multiplicándose en la nada, perforando las venas exangües del silencio. El desamor es la urticaria del alma. Bajo las uñas la mugre del tiempo forja una noche delgada y ligera; cansados de arrastrarse los reptiles borraron el sendero: ahora todo es indistinto, un mar de polvo, un cosmos plano. El horizonte se venga de la mirada en su desaparición. En su pecho cóncavo y en su frente hundida se desolla el alma en una carnicería metafísica. Ardor, angustia, tribulación: a nadie consuelan los conceptos. En la malicia de respirar, la ingenuidad encuentra su lagrima predilecta; lloran los siglos encerrados en un puño decadente, se desprende la borra inútil del firmamento, queda el ser al descubierto: roca aplastada por el sol. Roca que sueña con la ligereza del viento, de la hoja, del extravío.  

1 comentario:

Adrián Naranjo dijo...

La roca que sueña.
Petiforro, pero yo estaba jugando con esa idea ayer por la tarde.
Tengo que aprender a pasar de la idea a la pluma ipso facto. En eso siempre me aventejaste.
Bah!