jueves, 23 de diciembre de 2010

Lo uno y lo múltiple. De otro modo, claro está.


La noche vuelve de otro modo. De ser otra, a ser nuestra. No es más, aquel espacio donde la inercia tramó intoxicarnos de continuidad. No se parece al viejo puente que solía trasladar a las luciérnagas, hacia una orilla de luz tal, que terminaba por incendiarlas.
Es un imán; una danza quieta de vapores; lo que muta hasta volverse fractal: exacta duplicidad del uno múltiple.
Mientras mis noches sean un lento ovillarme a ti, el día volverá de otro modo. De ser otro, a ser nuestro. No será más, aquel espacio donde la inercia, intoxicada, nos conmueve sin tocarnos. No se parecerá al viejo puente que traslada a las luciérnagas hacia una muerte luminosa y senil.
Será un imán; una danza quieta de vapores; lo que muta hasta volverse fractal: exacta complicidad de los dos en uno.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Andar.

A menudo solo quiero llegar a la orilla, recorrer la superficie sin importar si es ancha, estrecha, larga o corta. Los accidentes son parte de la mirada. Los pies no saben de cunetas, ni bordes; mucho menos del declive.

                            La inclinación cedía ante el paisaje mucho antes de todo.

Andar. Esa parece ser una cuestión sencilla. Lanzar una piedra, luego otra. Un juego de caídas evitadas, la gravedad. El ángulo que abraza la pupila hasta desvanecer la vertical, pero nadie dijo "vuela, trepa, iza". Esas no son palabras para llegar a la orilla, son disfraces sin altura. 

Voy a reptar. Seré sinuoso y en cierta forma, aerodinámico. 
Nací para desafiar el cielo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Explicación no pedida, culpa aceptada

Lo que no sabes, es que durante el roce sucede lo imprevisto. Al tocar todo enmudece. El significado reposa, los sentidos se erigen y encarnan, profundos y bellos en su más clara dimensión. Por mínima que sea, la caricia es creación, desplazamiento de fronteras, reinvención de mundos: dislocación en dos sentidos, el tacto como trastocamiento, la distancia como condición que conduce del plano familiar a lo ajeno. Extraños o extranjeros del y en el otro, o bien, conocidos y comunes, imbricados y reales, básicos en lo fundamental, trascendentes al desprenderse de lo inexacto. 
Libres. 
No hay dilema: voy a tocarte hasta que aprendas a leer sin miedo y a ciegas, lo que tiene de indecible la presencia.
Tocar es dar vida, animar.

jueves, 16 de diciembre de 2010

26


Aves nuevas arden.

Eras luz itinerante
zanja

árbol bello
eterno
tu horma.

Luna unida en lazos mínimos
otros.

Antes
lucías varada
ahí raída
en zona.

Anhelabas. 

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Reincidencia.


Nuestro dónde reposa bajo un pliegue tropical.
Remanso único que amuralla las avispas.

Cada flor se presenta muerta; 
callan los flancos gélidos que nos enjaulan
                        y se abre
               tibio y horizontal
        un sedimento compartido.

La neutralidad termina en un rectángulo que estrecha el universo hasta atomizarnos.

Almohada y cabellera.
Herradura dual.
Un cisne extendido.
Alas quietas

Al llegar, el día se torna monosilábico.
Curva el dónde.
Descrea la geometría.
Es ahí cuando la memoria se vuelve franca resistencia.
Es ahí cuando reincidimos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Germen.

Dices muy pocas cosas. Lo tuyo es hacer que tu espalda y tu cintura hablen ovillándose en mí. Fluyes adentro de un lenguaje táctil, de ondulación constante y víspera matutina. Lo entiendo; también he sido capullo, horma; me he doblado y desdoblado como lo haría un reflejo de viento en la hoja quieta. 
Lo nuestro, ocurre al margen de todo: marginalidad de crisálida, desplazamiento geológico, urdidumbre de la raíz ("Symploké"), constancia del ciervo. 
Verás entre el silencio lo veraz de la voz. Yo veo ya lo que dices al hacerte palabra. Entonces tu carne, mi carne adjetivan y desplazan todo: crean vistosos silencios donde las manos traslapan el mundo a un solo epicentro. 
Germinamos. 

viernes, 10 de diciembre de 2010

Sello y signo

Un mismo sello
 oblea el signo
destino ignoto, el dos
notorio designio.

Un tú, el día
nos mira distintos;
 día nuestro
cortejo de unos,
abre su falange
para estrecharnos.

Pienso en una calle de entrañas revueltas
el poro que somete la humedad
ventanas abiertas que, al fumarte
me dieron tu esencia.

El invierno es nuestro.
Su ala espesa nos eleva.

No creías en mí
porque no creías en tus ojos
ni en palabras que, como ojos
te leían sin entender
y leíste sin comprender.

Mis ojos,
               invierno
      sobre los tuyos,
te dieron su vendaval
mecieron tus lianas

cerrados
abiertos
se posaron sobre ti.

Son el sello
y el signo
del nosotros.

Transparencia final.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Así.


La vida está por encima de la verdad, o acaso sea la verdad misma que se desplaza o despunta o se extiende tierra adentro, no tiene la menor importancia. De la noche al alba te sueño y siento.

Ojos y piel abiertos.

Eres la verdad que dormita a mi derecha, pequeña, de nariz perfecta, suave, sigilosa. Yo no duermo, en realidad soy una verdad horizontal; ocurro en tu roce, si te rozo transpiro.
Voy a tu piel sin que lo sepas, tu cuerpo me viene sin que lo sientas. Ir y venir es tan irreal, estamos acostados.

 La quietud del mar se presta a un magnetismo a partir del cual surge la marea.

Así nosotros.
Así las horas.
Así la vida, por encima de toda verdad, nos construye.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ya no estoy en mí

Vienen a verte a la palma de mi mano. Te buscan tras el rastro que dejan mis pisadas. Se asoman a mi boca, buscan restos de tus labios. Abren mis ojos, esos pavorreales alterados, para ver si tu reflejo nada aún en ellos. Luego, como si eso no les bastara toman mis palabras (estas, aquellas, todas); se las llevan por la fuerza para diseccionarlas; sus bisturíes carecen de filo, y además, lo que dejaste fue un silencio. 
Ellos o todos, van tras de nosotros. Están atentos. Quieren beber de tu nombre, remojar un pan en sus vocales, regar sus plantas. Lo que no saben es que soy yo quien habita tu absoluto; que soy el que se fue contigo y no regresará. 

lunes, 6 de diciembre de 2010

Texto con título sumamente original: Diciembre


Hay un diciembre en cada cosa: en los muertos del sol; en la vida del viento; en el puño de la planta. El frío, es una suerte de avanzada estática de la quietud. Es una sombra cuya transparencia abraza de un modo distinto. Su abrazo de nada quema los huesos, agrieta la palabra al momento de salir de los labios: vaho. Este diciembre es tan puntual como todos, un eco desprendido de piedras santas; la estalactita de hielo que apunta su nariz al suelo; una baba helada, una mucosidad exasperante ante los ojos. Veo este diciembre como una mancha intacta; un paredón tendido en blanco y negro; una losa de ideas polares. En este diciembre que gime sus primeros lamentos quisiera invocarte para que tomes tu lugar entre mis cosas, entre mis vivos, en mi aire. Diciembre es el sueño de tu planta que busca florecerme.
Diciembre soy yo y transcurro en ti.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Poema frío.

El frío está varado en esta playa de piedras. 
Cuatro muros y ocho rincones componen un témpano donde los pies descansan. 
Quietos los pies conforman un agujero por donde el cuerpo se sumerge hasta un abismo de silencio mineral. 
Es el frío que revela un cuarto oscuro y obcecado. 
Debo emplearme a fondo para dislocar la transparencia del instante. 
Enciendo en el cigarro una broma, una chimenea de alquitrán que muere y mata. Inundo la taza de café, fue el regalo de Stone en otro enero de abrazos apretados. 
De la taza mana una somera esperanza de calor y sabor; lo amargo de los años se asienta, la lengua es el ataúd perfecto para sorber el sábado. 
Me llaman y lo ignoro. 
La voz de otro frío que viene del silencio.
El silencio invertido en calentar las palabras.
Girasol, espiral, formas que avellanan y nutren el paladar de mi lóbulo frontal.
Ahora paso a imaginar que el frío viene de dentro.
No voy a desnudarme.
No voy a darme otro calor artificial.
No voy a convertirme en una bombilla de grasa, huesos y tendones.
Me quedaré sentado con los pies fríos sobre la tierra.
Sobre esta tierra.
Mi tierra de pronombres ausentes. 

jueves, 2 de diciembre de 2010

Otros hilos para Ariadna


Un hilo es un paso atrás. Una hebra puede remontar al elefante de su tumba gris en la memoria para anidarlo en el capullo de una petunia. Tienes el hilo entre los dedos, Ariadna. Te lleva al espejo y te regresa un minotauro. Vas al abismo con la sed de un yo desértico, vas y danzas sobre un mar que tiene los brazos atados. Probarás la sal, te hibridarás en la arena, te romperás en olas infinitas. El hilo borda en la nada una sombra tenue, ahí se planta la intención de un ave, de una polilla narcotizada; ahí se agrieta cada ojo, ahí cruje la zarza.
En un vaivén, en un giro, en un respiro se ovilla todo.
Ahí sucedes.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

instrumentos de tortura.

El dolor no va a salvarte. Detrás de la idea no hay tejido que dañar. El vacío no se rasga destruyendo las nalgas bajo una piedra de carne. Tampoco el alcohol retendrá la noche. Tras la puerta, desfilan ya los signos, las cosas más quietas seguirán así, ceñidas a su forma y color; las variables cumplirán su destino de río desvariado, inasible, colosal.
El mundo será tal y no le importas: sangra, desintégrate, muérete lento, vívete a prisa. Los refugios que construiste tarde o temprano cederán al peso que soportan. 
Cualquier lugar del mundo es apto para ser un rincón. Ahora me disculpo, tengo el mío. Allá voy.