miércoles, 8 de diciembre de 2010

Ya no estoy en mí

Vienen a verte a la palma de mi mano. Te buscan tras el rastro que dejan mis pisadas. Se asoman a mi boca, buscan restos de tus labios. Abren mis ojos, esos pavorreales alterados, para ver si tu reflejo nada aún en ellos. Luego, como si eso no les bastara toman mis palabras (estas, aquellas, todas); se las llevan por la fuerza para diseccionarlas; sus bisturíes carecen de filo, y además, lo que dejaste fue un silencio. 
Ellos o todos, van tras de nosotros. Están atentos. Quieren beber de tu nombre, remojar un pan en sus vocales, regar sus plantas. Lo que no saben es que soy yo quien habita tu absoluto; que soy el que se fue contigo y no regresará. 

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