domingo, 31 de octubre de 2010

Soy de los que no entienden nada. De los que les caen guayabas del cielo. Soy de los que van por la calle y se confunden de esquina. Soy de los del no llegar; de los que se quedaron sentados;  de los que se quedan con la mano alzada.
Soy de los que apuntan tarde, cuando el ave ya voló. De los que quieren ver a pesar de la bruma. Soy de los que siguen un rastro único y por tanto, se pierden una sola vez. Soy de los que se sienta a esperar a que el mundo cumpla sus promesas. De los que aún creen que por encima del animal está lo divino. El que se pregunta por ti.
Soy de los que vinieron al mundo a sentirlo, no a crearlo.

sábado, 30 de octubre de 2010

Variaciones sobre la piedra.

Camino empedrado a cuatro manos con Marina Helguera.

Piedra descalabrada. Piedra de escala labrada.
La piedra camina por mi pie descalzo.
Descalzos los caminos se visten de piedras.
Los caminos descalzos llevan a la piedra
Piedra y camino descalzan al caminante.
La piedra viste al caminante de camino.
Vestida de camino, la piedra se fue a rodar antes el gesto impávido del caminante.
Ay, perdí la piedra en el camino.
La piedra me recorrió y el camino se redujo.
La piedra, extraviada y exhausta encontró en tus pies descalzos el camino.
El camino, impasible y sereno acogió a la piedra olvidada.
Y tú piedra, cuya piel desanda la vida, cuándo andarás?
Tu camino me deja sin piedras.
Sé piedra.

viernes, 29 de octubre de 2010

Sobre el límite

El límite. La luz carece de tal. La oscuridad, de tan extensa se volvió inconmensurable. El alma desciende al cuerpo en grados celsius. Ni siquiera la muerte, la cruzas, te cruza: nada. La ceniza escapa; nube de alas grises. El viento es aire encolerizado, pero alegra al árbol. Nada funde la selva mejor que un León. Aquel asteroide; la llama doblada; el monte huraño: especies extendidas del sueño.
Heme aquí expugnando la minúscula ilusión del no llegar.

jueves, 28 de octubre de 2010

Algo sobre el cuerpo.

La palma de la mano ofrece buena sombra. Las plantas de los pies alojan una fauna de milímetros, centímetros y metros que, insospechadamente crean eso que lamamos distancia. El mar de los ojos, comunica hacia el lago interior; abrir y cerrar los ojos son dos formas de naufragio. En su primera página, la boca ofrece un índice de palabras delicadas. Ahí se forma la oración con que besas, hablas, callas y muerdes. En el cuerpo, todo está dispuesto para ser algo más que lo que es. El ombligo será un lunar hundido. Las rodillas el punto de apoyo universal. El cuello una solución práctica para que descienda el cabello. El cabello mismo una forma de mirar el viento. Se equivocan quienes piensan que el cuerpo es un infeliz amasijo de órganos; una máquina perfecta o un simple armatoste destinado a pudrirse. Y aunque tuvieran razón, aunque el tiempo lo ataque y aplaste hasta curvarlo, hoy por hoy, tu cuerpo y mi cuerpo harán una fiesta en honor a la vida.
Desnudos visten de etiqueta y bailan.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Antes, durante, después.

Antes, el capullo. Nada manifiesto; un cilindro de bordes texturizados en sepia. Depósito intacto. No: vuelo depositado en lo intacto. Durante, un dragón. Todo expuesto; una cordillera de fuego en la mente senil de la historia. Flor del mito, dejada a lo alto. Alto: dejado lo alto, el mito floreció. Después, una vaina. La piña que escaldó los sabores. Un armadillo de pensamientos. Un topo de luz.
He tragado un carrusel, una espiral, la eternidad contenida en lo mínimo. ¿Cómo pensabas que iba a ser este asunto, conjugar lo inevitable?

martes, 26 de octubre de 2010

Sé.

Guarda el silencio en una parte donde podamos oírlo gemir. Saca a los días; deja que vean la calle; que se mezclen con los perros; que perfumen sus propias esquinas y reflejen en los aparadores, su gesto más triste de compradores de sueños. Haz como si nada, por ahí está todo: en un reflejo, en una molécula de vida que porta y comporta el absoluto. 
Vira sobre un eje ciego, viuda, sedienta, prohibida. 
Sé conmigo lo que ocultas.

lunes, 25 de octubre de 2010

Silencio erógeno. Di aire o fuego. Abrasa. Quema dos. Doma, salta. La mano no es más que un ave ejemplar. El beso. Lo que viene. Tantas pistas, ningún camino. Me pesa tu labio. Su no caricia. Insinuación de piedra. Aquí las cosas son tiza, dibujos efímeros. Ese muro, porosidad extrema, es tu cabello que duerme. 
Te leo, te escucho, te pienso, te vivo. ¿Cómo le haces para que todo sea tú y tú sigas tan nada?

domingo, 24 de octubre de 2010

Pasar, pesar.


A pesar 
del gesto cansado de la mano tendida 
y de la gravedad con que las ramas del árbol 
despiden el cielo 
sólo puedo ser yo 
sólo puedes ser tú
lo que sucede
no lo que nos pasa.
Lo que pasa no es camino.
Muy a su pesar.

Pasemos.

viernes, 22 de octubre de 2010

Tomar café.

La vida no va a cobrarte la factura. Tampoco te dará un gramo de más. El trébol de cuatro hojas se fue con todo y suerte. La mala suerte no llegó. Vas solo, sólo vas, del punto a la nada: viejo pepenador ahistórico, vejiga genérica que secreta imposibilidades y luego se echa a dormir. 
Hoy el mundo amaneció cinco grados más triste. Será porque nada está bien o porque todo está igual. Da lo mismo, echaste a un lado la cobija roja y te quedaste mirando el techo. Como sea, estás de pie. Renovaste el ritual. Verificaste que despertar es, entre otras cosas, renovar un pacto con la inercia; decirle adiós a ese paraíso donde no hay que pensar; recibir sonriente la noticia de que, oficialmente un día más se fue al carajo, y otro más comienza bajo la misma premisa.
Con la vida, uno debe ser un muerto ejemplar: respirar, ver, tocar, probar, oír. En ello nos jugamos nuestro resto. Ahí es donde, por una extraña razón, las líneas paralelas entre lo que es y lo que se extingue, tienden a unirse en una simulacro de fatalidad.
Siendo generosos, hay que afirmar que ahí también ocurre la risa, el amor y las ganas de tomar café.
De tal forma que yo voy por uno, negro y profundo, pero eso sí, debidamente endulzado.
Salud.

jueves, 21 de octubre de 2010


Lo ancho de la atmósfera. 
Lo ligero de un ruido. 
Lo hondo: esta vez gira retorna y se retuerce. 
-Sé rizo, o ave helicoidal: un ocho alargado-.
 
Encontré un sonido para el fin del mundo. 
Haré click, alas y chau.

Una luz roja parpadea. 
Una luz que ni soñando es luz. 
Un punto para cegar.

Voy a picarle el ojo y descansar.

miércoles, 20 de octubre de 2010

Besar.

Aparecieron al azar en un cuerpo extraño. Todos los cuerpos son extraños, pero ése en particular era el más extraño de todos. Tenía por vida un amasijo palpitante de órganos. Su cima morfológica tendía a presentar una planicie de la que brotaban vapores teleológicos. Carecía de piernas o de una rueda con la que girar por este mundo, salvajemente mutilado por un propósito humanamente caprichoso: adaptarse o morir. 
Y también moría; por más que los tentáculos del aire, por más que los nutrientes del sol, por más que el agua. Moría. 
No eran salvos, pero luchaban. Se abrían camino por la espesa sombra de la humanidad. Se unían y desunían en otras superficies buscando quedar. Adoptaron formas únicas, la del Exodo, la de la migración, la del desplazamiento. 
Con desordenada movilidad formaron una meticulosa diáspora. La manada del beso. el beso en sí. Ese que, si uno está atento, salta de un cuerpo a otro hasta llegar al tuyo y entonces, crea un milagro, un segundo de paz, un motivo para abrir la boca por algo que verdaderamente valga la pena, como besar. 
Bese. 

martes, 19 de octubre de 2010

La idea de dar un paso es muy elevada.

La idea de "dar un paso" me acerca a la fractura del tobillo. Imagino la escena y veo con claridad cómo las plantas de los pies rastrillan el suelo, dejando escamas de piel, y llevando consigo una cantidad discreta, pero constante, de polvo y mundo. Luego llegó CocoRosie con Candy Land y no supe que pensar. La sensación de salto cuántico me vestía con una suerte de alas. El cuerpo respondía con su eructo habitual de ángel descompuesto. La mirada, ascendía por inercia hasta el piso superior para entonces, recordar que, en alguna de sus vidas aprendió que los elevadores también descienden. Había que llamar inmediatamente a Sigur Ros Svefn G. Englar, y decir "qué bien se siente flotar".
Yo soy fauno. Yo soy lo que pasa. Ya no voy a caminar más.

lunes, 18 de octubre de 2010

Sedimentos

Ojalá sólo fuesen un par de ojos que, cerrados, dieran paso a un abismo. Habría que esperar el veredicto adverso de un puñado de luciérnagas impávidas -jurado ciego, como ninguno. Hay sirenas extraviadas en una ciudad superficial; putas aullando de falso placer; largas filas de presagios esperando canjear un pase al futuro por un "ya no más". 
Casi siempre el mundo muere sentado. Se sienta tras los párpados. Se asienta hasta formar una capa mucosa y oscura que, eventualmente habrá de tragarse la vida. 
De eso se tratan los sedimentos. 
Hundámonos.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Ciclo.

El cielo se cierra en torno a un nervio. La falange acomete contra el árbol de miradas -deshoja la calle. La vida, quieras o no, es el malentendido en que todos nos movemos -anchos o delgados, folículos huecos de una cabeza de alfiler.
Allá, una sombra desplaza una sombra. Por acá, el pesado cadáver de un segundo pisa fuerte pero no pasa, ni queda: se esfuma.
Nada está quieto. Nada está. Nada es. Nada.
Por mínima que sea, toda vibración hace temblar una piedra.
Así también, a veces el alma tiembla y se acostumbra a pernoctar en el adiós.

martes, 12 de octubre de 2010

Ansiedad.

Piensa en una burbuja. Como se abre paso del fondo de algo. La palabra burbuja y tu lengua, por ejemplo, ascienden juntas y me dan paz. Una burbuja de sueños que abre una grieta de tiempo y espacio hasta la primera luz del día. Imagina el ascenso invisible de una bolo de deseos que comienza en el estomago, llega a la mirada y encuentra ausencia. 
Reconócete en este paisaje de raíces y humedad que llamamos musgo. La piedra quieta. El sol de espaldas. Un rincón inusual recreado únicamente por la voluntad de estar. Una vez que lo hagas desciende. Tocarás fibras desconocidas. Sentirás que no soy tan bobo, tan desmesurado, tan excéntrico como parezco. Sabrás el por qué mi mundo no es igual si no estás aquí.
Entonces, entenderás mi angustia. 

sábado, 9 de octubre de 2010

Autopista a la noche

Vamos a divertirnos, yo pongo el sábado y tú te asomas sobre la almohada, con esa cara de poseída que sólo yo sé. Taparemos el mundo como se tapa un baño. Beberemos café, tú con leche y yo negro. Nos sentaremos a hablar de una flauta mágica, que ya no tanto porque se sabe: los balcones son indiscretos. Vendrá la risa y con ella nos iremos por un tiempo a construir una autopista hacia la noche. Yo contaré las horas desde una silla color crema. Tú serás inmensamente feliz de la mano de un hombre hermoso cuya voz se pasea muy adentro de tu corazón. Llegado el momento retomaremos el ritual y quizá nos sentemos a ver llegar el domingo y digamos "que bueno está esto de querernos".

viernes, 8 de octubre de 2010

1974

El viernes se aposta del cielo para mirar como me estiro. A lo largo y ancho de un segundo ocurre todo y también, todo deja de ocurrir. Una caricia en la nada vale tanto o más que cualquier rasguño con pretensiones de eternidad. Pienso en cosas que no quieren llegar a cicatriz: el aire que domina las cometas y mece los árboles; plantas de agua; gatos encerrados; taza semivacía de café semidulce. 
Me afianzo al suelo que a estas alturas es un tablero hipnótico de extrañas amebas cuadradas. Entre el suelo y mis pies hay un intruso que, para precisar llamaremos chancla. No importa de dónde viene, pude haber sido Nueva York, a los pies del Flatiron, cuando de reojo veía los cerezos y al cerrarlos hablaba con Bruno -el italiano que recién me había ofrecido trabajo- ¿Por qué hay recuerdos que se empeñan en que uno no toque el suelo? Rechanclas, recuerdos. 
Es viernes, lo importante es que este día comenzó un primero de enero de mil nueve siete cuatro. Salud por el siglo que viene. Ah, no.

jueves, 7 de octubre de 2010

En eso estamos.

Rompamos el mundo en mil aves. Que en el trance nuestras alas no se rompan. Que vuelen hojas y nuestros ojos revelen el brillo de haberse posado uno en el otro. Que nada se acerque: el bullicio revoltoso del otro; la falsa piedad; la duda.
                                                                       El ninguno.
Que ser sea un modo invisible de estar. Que estando nadie nos vea. Que viéndonos no sepan qué somos. Que siendo nos dejemos respirar. Que respirarnos sea vivirnos en la punta de la nariz y no una asfixia.
En eso estamos.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Tránsito.

Ayer tu cuerpo, mañana también. La noche, un tejido tan suave como tus manos, aleja el frío. Lo que nos damos, trasciende el intercambio de lunas, soles, aves y terrazas. Es una feliz indefinición, de esas que se cuelgan de la risa, que sucumben en la lucha cuerpo a cuerpo y que, por puro placer, desplazan montañas y se tienden en la nada para mirar las cosas ser. 
Y mira, no estoy aquí para sacar una bandera. Para decir que nosotros sí o que el mundo no. No sé.  Simplemente vine a derramarte en este mar donde tanto me gusta zambullirme. Debes saber que en estas aguas, un rastro de sal me conduce a tu profundidad. Que parte del día no hago otra cosa que una expedición encubierta a tu recuerdo. Una forma de transitar el tiempo desde los sentidos a tu ausencia y de esta a tu presencia.
Entonces, vuelvo a zambullirme, pues ¿Quién soy yo para interponerme entre tú y yo?

martes, 5 de octubre de 2010

Entre muros te veas.

He ahí un muro pálido. Su desfachatez descascarada. Su intento fallido por oponerse verticalmente al sol. La manera rectangular con que se desplanta del territorio, para quedar contenido en cientos de ladrillos, tediosamente apilados cual dientes caídos. 
Tal muro no inspira lamentación alguna. Tampoco dan ganas de treparlo. No le crece una enredadera. Ningún insecto llega para quedarse. Es un muro anodino de tu ciudad imaginaria. Es un recuerdo que se retuerce. Es un veneno urgido por ser inyectado. Son las dudas, las miserias y las tristezas que animan tu infamia. Eres tú, desolada y abyecta intentando respirar un aire que no mereces respirar, y muriendo por ello.

lunes, 4 de octubre de 2010

Críptico para ella en lunes.

Asómate a la causa, efectúate; sin tiempo, sin espacio: solamente. Despierta, pero no dejes del todo la mixtificación -se sabe, ese plano de aquelarres y alquimias: el ello. Razones aparte, acá la magia tiene dientes (la que te arquea durante el grito) que desaparecen el miedo. Y lo sabes y lo sé, esto es un en tanto; algo que en el quizá, sí; un tal vez horadando el extremo de un todo, de un ahora es nunca, de un nada más.  Y si por ello no sabes, o no sé: Asomémonos. Seamos causa, efectuémonos a tiempo, en el espacio correcto. Solamente y así.

sábado, 2 de octubre de 2010

aire.

Un hueco en el aire, burbuja que atrapa la mosca de la voz. Un respiro viene y va, redondo como una o que vuela en círculos en la mente de la mosca. Hay un espacio que habitamos sin querer hallar en él, suspiros ni exhalaciones. 
                                              
                                                  Son gemidos, jaculatoria voraz de la sorpresa. 

El mantra de un sosiego va mutando hasta convertirse en falsa paz. Hay tanta humanidad acumulada en la transpiración del viajero que, el camino forma un río de últimos alientos. Ahí navegan los barcos hacia un adiós de vientos alisios. 

En ese mar que es el pensamiento.

viernes, 1 de octubre de 2010

Esquinas.

Suelo quedarme en una esquina y verlo todo doblado. El árbol es una esquina vertical. Un pie es una esquina sosteniendo una idea. La idea es una esquina desgastada. Una silla es una esquina incómoda. El tiempo es una esquina prolongada.
A su vez las esquinas me persiguen. Dan la vuelta tras mis pasos. Me jalan de la remera hasta hacerme perder la postura. Se apiñan en paisajes que deberían ser puramente lineales, libres de accidentes. Me hacen caer.
Tus esquinas se desdibujaron poco a poco. Primero, la esquina de tu palabra y su machuelo desmoronado. La esquina de tu boca esquivando la mía. La esquina de tu cuerpo cerrada por remodelación. La esquina de tu corazón, solitaria y en desuso.
Ahora, en esta esquina doy la vuelta.