Rompamos el mundo en mil aves. Que en el trance nuestras alas no se rompan. Que vuelen hojas y nuestros ojos revelen el brillo de haberse posado uno en el otro. Que nada se acerque: el bullicio revoltoso del otro; la falsa piedad; la duda.
El ninguno.
Que ser sea un modo invisible de estar. Que estando nadie nos vea. Que viéndonos no sepan qué somos. Que siendo nos dejemos respirar. Que respirarnos sea vivirnos en la punta de la nariz y no una asfixia.
En eso estamos.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 2 años
1 comentario:
Me encanto, vivirnos en la punta de la nariz y no una asfixia... Siempre leerte es encantador.
Gracias por compartirlo,
Saludos.
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