miércoles, 31 de agosto de 2011

Con cariño a esos hijos de puta.


Te rompieron, amor. Hicieron un doble nudo en tu corazón. Te pisaron. Tiñeron de negro tus contornos. Escupieron lo más sagrado. Pincharon tu sol cuando lo elevabas con tus manos. Soltaron en tu mirada todos los cuervos. Quemaron tus labios. Golpearon tus oídos. Machacaron tus dedos. Encadenaron tus tobillos. Hirieron tu vientre y tu espalda. Secaron tus lágrimas. Atomizaron tu aliento. Doblaron tu voz y tus palabras. Te arrancaron la fe. Te arrancaron como un tronco. A ellos, amor mío, maldigo.
A ellos, odio.

sábado, 27 de agosto de 2011

Esto nadie va a entenderlo. Ni modo.


Descubrí la capacidad de hundirme al flotar. He ahí el ascenso. He ahí también el diente y el cincel, modelando la gravedad.
Flotar: anticipo de divinidad –fui una deidad en su encrucijada–.
Nadie dijo que fuera fácil romperle la cara al estanque. [Caer es un acto cruel, impío. La suposición oscurece los sentidos]. En ese punto, la ondulación prefigura lo finito y exacto: espiral esparcida/escurrimiento anfibio.
Ser piedra es tan humano… lo único que requieres es tener muchos lados imperfectos. La piedra que soy está posada donde todo es umbral: orilla, río, risco, peñasco, borde.
He ahí la jauría, el zoo, la definición causal –que no casual– de humanidad.
¿Está claro, no?
¿Estro, no? sostiene. conocerla espiral esparcida/escurrimiento anfibio.uestra , sino en el andamio que nos sostiene. conocerla

viernes, 26 de agosto de 2011

Supresión.

Habla la asfixia. Escribe el sinsentido. Se trasladan aquí, condensadas en signo, todas mis llagas. Llegan en caravana, orgullosas. Adoptan su máscara y se despojan del rostro. Al entrar en mí todas hieden igual: se llaman absurdo, me reclaman de su propiedad. 
Yo busco inútilmente crear un refugio donde no entre yo. Un refugio contra mí, para mí. Lo prefiguro de muchas formas. Tiene calles, saudade, bullicio. Tiene alas y huecos. Tiene océanos líquidos o reticulares. Pero no me tienen a mí.
El no hombre, el residuo del espejo, llega y ordena el caos. 
La noción de infinito y la de finito coinciden en una cosa: temporalidad. A su vez, esto último concluye en una cosa: supresión.
Allá vamos.

jueves, 25 de agosto de 2011

Sobre el polvo y el viento.

Me quito los zapatos, es decir, me despojo del camino. Con los pies desnudos regreso al polvo. Soy polvo sobre el polvo. El suelo es un desastre. Está frío, es llano. Nada qué ver con el lomo agreste de la calle, ni con la afilada pestaña del campo. 
Soy un hombre vestido de hombre que está desnudo. Soy un hombre cortado por la idea de ser un hombre completo. Piso, me detengo. Espero el viento porque soy del polvo, porque soy polvo. Aguardo el vuelo, al menos, en eso consiste amalgamar identidades -aunque estén perdidas, o nos lleven a la perdición. 
Quieto permanezco. Deshago la sospecha de avanzar. Avanzo sospechando que me quedo. Me quedo al lado, alado. Me sumerjo en la respiración de una estatua que, pese a ella, me aventaja en el camino. Quedo. Me queda bien quedar. El polvo escudriña las plantas de mis pies. Mis pies urden en la piel fragmentada del polvo su esencia. 
Amo dialogar a solas con el lenguaje de los vientos. El eco y su permuta. Una guitarra -la de José González- como colofón. Sigo desnudo. Mis pies tienden a ser fríos. El frío tiende a ser yo. 
Pero esto se trata del polvo y de cómo, el viento no llega para arrasarlo.

miércoles, 24 de agosto de 2011

El cuerpo y la sombra.

Se levantó de su sombra sin hacer ruido. No flotaba. Una inercia particular y desconocida propiciaba su desplazamiento. Cuatro paredes, un piso, un techo, no son un lugar: son el epicentro de una contención, la del cuerpo. El cuerpo, sin sombra, se hizo sombra. Comprendió que esa mancha de la que se desprendía fungía como una retícula precisa que marcaba, sin lugar a dudas, su posición en un punto determinado. Cosas simples: la equis que, partiendo del centro a la periferia indica una coordenada: la del ser y estar. No obstante, el cuerpo sin sombra y la sombra sin cuerpo sabían que, el dato ocultaba una realidad superior: todo desplazamiento no es más que un ir y venir del centro a la nada y de la nada a la periferia. De tal forma que, desengañados emprendieron el camino de regreso. 
La sombra se tendió en el suelo y espero a que el cuerpo, con un movimiento ligero, se reincorporara a ella. Le llamaron amor a tal hecho. Suspiraron. Durmieron.

martes, 23 de agosto de 2011

Hoy


No era lluvia. Caían máscaras. La sombra fue la gota que el paisaje se negó a cambiar. Le dijeron: oye sol, estás sordo. ¿Qué más podemos insinuar? Una liebre, el estómago revuelto luego del giro treinta y dos, la colmena como un burbuja furiosa ¿La orilla donde no soy? 
Algo pasó. Algo me desconectó. Algo me arrancó de golpe.
Se los digo a ustedes, que no están aquí.

lunes, 22 de agosto de 2011

De otra geometría.

Cada línea en su invocación. El trazo y su resultante geométrico. La sucesión de puntos que sin intención alguna aglutinan la forma. La horma abrazando su abismo. La nada contenida con fragilidad. La palabra nombrando -celda inconsecuente. La palabra que imita sin quebrar: adusta mediocridad entre sujetos. La palabra como orificio y la forma como el blanco. La palabra siendo nada. La nada hormada, dicha. 
Y entre tanta insolación, la desolación de existir al margen: línea sobre línea, línea en la línea, línea que en realidad es continuidad del espacio vacío.
Y el vacío, esa suerte que aún no agradecemos.

jueves, 18 de agosto de 2011

Hipótesis

Quieren permanecer intactos. Quizá lo que sucede es lo siguiente:


A) Saben que son corteza. 
B) Saben que la corteza es un anuncio sin vocación.
C) Saben que un anuncio sin vocación en la corteza conlleva un silencio.
D) Saben que el silencio anunciando en la corteza implica una certeza.
E) Saben que la certeza que el silencio anuncia en la corteza no emancipa.
F) Saben que la emancipación del árbol es el hacha.

Voy a talar aquellos árboles que por cobardía se quedan en la corteza.

jueves, 4 de agosto de 2011

Seis.

I.
Este es otro paso de y a lo ciego:
          pie que nace del ojo,
          cerradura sin luz.

II.
Todo es aposento

así nos enseñaron
los que se fueron
       al pisar hondo
al llegar al nervio.

III.
Uno va
quedándose;
cree desplegarse
pero gira
se atornilla
gime
queda.

IV.
La quietud necesita
  hombros caídos
la curvatura perfecta que nace del capullo
       que engulle
         y luego
         eleva.

V.
  ¿Paz?
¿A qué le llamamos paz?
Las andanzas lo ignoran;
las uñas -proas endurecidas-
 cortan el viento;
el territorio responde
lo que pasa susurra sus muertes.

VI.
Hay lamentos no colmados:
el del color
el de la horma
el de la hebra.
Implosión traicionada.