Veo en el rito la ingenuidad de la especie. Racionalizar la sensación, desmontar la magia blanca con magia negra; paralizar la sorpresa, finalizar el hallazgo al crear el monolito, barnizar el tótem; helar la imagen al procrear el ícono. El orden simbólico triunfó sobre la realidad al envasar la experiencia en un contenedor lo suficientemente ambiguo como para mezclar la vida en una sopa muerta. Mientras más arcaico es el rito, evoca una relación hombre-mundo, regida bajo un vínculo natural; a medida en que se sofistica, la relación pasa a ser hombre-hombre, rompiendo el vínculo-hallazgo y creando el yugo jerárquico. En el primer caso, la relación vínculo-hallazgo es un celebración. En el segundo caso es una obligación. Fiesta contra militancia, libertad contra disciplina. Esta mutación marca el destino ulterior del espíritu como voluntad de poder y de la especie hacia su autodestrucción.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 2 años
1 comentario:
Absolutamente.
Abrazo petiforro.
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