lunes, 5 de octubre de 2009

configuración del mar.

El mar es mutación que preserva su esencia en la herida que lo agita. El mar interior no tiene orillas, es un eterno desbordarse del alma al infinito. El hombre es agua decantada en la frágil piedra del tiempo. Su agitación es decandencia y la decadencia transfiguración. El mar no tiene un rostro y en esa indefinición encuentra su belleza. El hombre tiene un rostro que sepulta su belleza y expulsa sus máscaras; su transfiguración es apariencia. El mar engaña, su furia no revela vengaza sino plenitud. Su lenguaje es la ola, su sí mismo, su circularidad: mismidad. El hombre es agua quieta, pero ¿qué simboliza la quietud? Auencia de fuerza vital; descomposición sigilosa; es actitud, no carácter; es pose, no potencia. El mar resuelve la vida y se depoja de la muerte. Fuente de color que posibilita el crisol de millares de seres. El hombre en su progresión historica ha opacado su entorno: devorador deboto, ser ignoto.
Mar que habrá de secarse.

1 comentario:

Adrián Naranjo dijo...

Petiforro
Levanto las manos y camino lentamente hacia atras. Lentamente.
Saludos.