lunes, 28 de septiembre de 2009

técnica de salvación...

La noche se tiene, se detiene. La asfixia emancipa el grito. El frío no termina de helar este rincón de cenizas mezcladas con la tiza gris del insecticida. Todo enmudeció. El sol y su dragón de arcilla. La zarza que crujía en el desierto interior. El bullicio es un asunto superficial, bajo el agua el silencio se quema como un alarido celestial. Ovillado en mi imperfección deshilo mi piel entre susurros digitales: signos acaecidos. Estoy en el punto más bajo, la gravedad reclama mi cuerpo en una fosa abisal. En el abandono, la ausencia funge como una precaria imitación de soledad. La verdad está en otra parte: en la uñas que atrapan el glaciar.
Nada me salva, en mis ojos acampó el ocaso.

1 comentario:

Adrián Naranjo dijo...

Cabrón!
Este lo debí haber escrito yo!
"Nada me salva/en mis ojos acampó el ocaso"
Hijo de la ch...