viernes, 4 de septiembre de 2009

elementales....

  • · La nobleza es una característica del árbol y el destino del árbol es caer. La historia humana se escribe en los cadáveres de árboles. Nuestro cadáver no tendrá nada qué decir respecto a ello.
  • · Se compara la pureza del alma con el agua: inasible, insípida, incolora y por cierto, que erosiona y desintegra lo que toca. Fluir es vencerse a la inercia; quedarse, un desafío.
  • · La palabra y el viento juegan a ser víctima y raptor. Una vez dicha, la palabra está indefensa en los oídos de un tirano. El silencio es como un día de mayo que sofoca el significado y el sentido.
  • · El fuego es el antiséptico de la naturaleza: limpia y arrasa con todo. El amor y el fuego se parecen pero no siempre son recíprocos.
  • · La tierra es símbolo de fecundidad. Inspiración de culturas y fuente de mitos y deidades. Soñamos volar, quizá porque sabemos que es la única forma de frenar nuestra caída. Existir es un eterno aterrizaje forzoso.
  • · El mar es el cielo de los peces. Ajenos al agua entramos a ella; ejemplares intrusos que deseamos a toda costa negar nuestra condición. Nos maravilla esa fuerza inmensa y no por nuestra debilidad física, sino por nuestra debilidad espiritual. De ahí que nos extrañe la flotabilidad de un cadáver, imitación excremento, residuo al fin expulsado del paraíso de los peces.
  • · La energía del rayo es presagio de su precariedad. Golpe letal que dura apenas unos instantes y graba en el aire su poder. Como el rayo, los impulsos nos llevan más allá de nosotros mismos para luego abandonarnos.
  • · Los ecos son fenómenos físicos maravillosos. Reproducen de forma desminuida la imagen del sonido. El espíritu es la repetición de un eco divino desdibujado con el paso del tiempo. El fin de la humanidad será el principio de un silencio universal.

1 comentario:

Adrián Naranjo dijo...

Aforiforro,Petiforismo!
Estan bravos che, geniales...
Abrazo.