viernes, 11 de septiembre de 2009

conjugaciones

Borrar-se. Des-aparecer.

En cada vestigio, en cada ranura, en cada raya trazada. Como el aliento, que luego retorna a lo invisible. Como el polvo, tras la pisada. Como la luz que carece de sentido y sólo va mellando su opuesto.

El mundo me ha dopado, soy otro, en el otro; y la ausencia redime su significado en lentas sinfonías. Me borro, como la tiza que presume un signo donde reina la nada. El vapor sustituye todo pronombre, la bruma se pronuncia incólume cuando reina la necesidad de ver. Pero ¿quién tiene ojos para vislumbrar el punto ciego que nace cada día? Aquello que el agua bautizó como pureza no es más que la transparencia de lo perdido: ahí, donde zambullirse es saciar lo inútil, permanece el engaño.

No soy. No fui. No seré.

Los epitafios se construyen contra la vida, no por ella. Y yo vivo mientras imagino el día en que todo será la monotonía, la eternidad sellada en una amnesia de nadie, en un tiempo sin tiempo, en una vida sin existencia y por tanto, libre.

En tanto, me borro, desaparezco.

No hay comentarios: