martes, 1 de septiembre de 2009

indiferencia universal

Nadie se inmuta del soplo que mueve la noche. Pocos lloran ante la caída de un gigante de nubes. Algunos se enteran del movimiento, otros de la inercia, ninguno de la nada. El quebranto cotidiano de la vida proviene de un impulso cegador. La negación es la huella que afirma la vida. El universo es una versión audaz de un hospital eterno. Hay que quedarse tan quieto como un cable para que no duela la raíz. Hay que soterrar, hay que trasminar. Dejar que la lágrima caiga redonda en su anónima tumba de polvo.

1 comentario:

Adrián Naranjo dijo...

Petiforro, no tenemos manera de verificar esto que llamas indiferencia universal, debe haber alguien por ahi que se le importe un bledo, digo algo, que ande por ahi sufriendo los dolores de parto del mundo. (Que buena canción/poesía) Es solo, que bueno, a nosotros no nos importa.