Busqué en los sueños. En el tejido imperfecto de la aldea. En los rastros de ciudad que también son rastros del ayer. Exhumé uno a uno los huesos de la condena. Miré de frente y de reojo y cerré los párpados. Hice añicos la ficción de la culpa. Incendié el hilo negro donde el alma teje su abismo. Vencí la palabra pero nunca pude enmudecer mi corazón ¿quién podría escuchar el estertor de un prófugo de sí mismo? Y todo por el aire, todo por el aire.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 2 años
1 comentario:
genial pibe, me gusta bastante...
Abrazo, petiforro.
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