jueves, 11 de noviembre de 2010

Falso dilema



A veces parece falso el dilema entre ser y no ser; y lo es. También parecen falsas las enredaderas; las astillas y el dedo pulgar que, elevado, pide un aventón. Fuck.
Vida y muerte se erigen desde el mismo lado. Me gustaría llamar a tal desplante, tiempo, ponerle arena, envasarlo, verlo caer una y otra vez. Luna o sol, otra moneda: la suspensión del vértigo.
Ayer, por ejemplo, encendí una hoguera; preparé el sacrificio y tenía que optar: vivir o morir. Claro, no era yo, ni la mosca, se trataba de un rito. Eso de ahí, debía ser nube o caverna, no más. En un momento dado caí en cuenta de que, la tentación de la muerte, la pulsión de tanatos y el arrastre hipnótico de la oscuridad, intentaban guiar el sacrificio.
Estúpida inercia. Me detuve en pleno bullicio para ofrecerle a la vida, y no a la muerte, aquel instante de afirmación.
Fito Paez cantaba Te vi. Cerré los ojos y ahí estabas tú. La muerte había partido, dejando todo en manos de la vida. Tal y como debe de ser, carajo.

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