miércoles, 4 de agosto de 2010

Presagio...


¿Te preguntaste alguna vez por qué? ¿Imaginaste que sería así? ¿Te planteaste aparecer sin un nombre, siendo un alguien, cuya flotabilidad entre el todos, habría pasado desapercibida de no haber sido por un cigarro y una bicicleta? ¿Quién te dio los ojos, para decodificar aquel signo de entre la arena baldía de ese time line? ¿Quién nos impuso en esa orgía de silencios colombianos, la palabra perfecta para darle vida al hechizo?
Lo pregunto porque no quiero respuestas. Lo pregunto para que no lo sepas. Lo pregunto, porque comienzo a disfrutar el enigma de vivirnos así: desde el presagio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En este y el anterior (fusilame...) el alquimista del verbo le anda cediendo (¡enhorabuena!) su lugar al poeta.
Atte.: zalvador.

Aquí su pendejo dijo...

Me brotó un chamán.