lunes, 28 de junio de 2010

Diablos que no.


Habrás de saber que alguien dejó encendida una hornilla. Que el gas ardió creando un flamante diablo. Que dicho animal escapó por la ventana, armado de humanidad. Que se adueño de la vereda, luego de la manzana, después del barrio y así, hasta abrasar y abrazar al mundo entero. Habrás de saber que no intento moralizar desde la cocina, o, porque se me quemó la sopa y el hambre de ti me mata. Tampoco quiero decir que este calor y este olor a azufre, han marcado algo más que un rastro, ni un camino que deba seguir, o al que quiera llevarte, o en el que te invite a sentarnos, para contemplar el infeliz desfile de cotidianidad que no cesa de ocurrir.
No observo dilema en ello. Lo que veo, tiene que ver con algo más simple y pueril, tiene que ver con mis ganas de no ver otra cosa en este mundo que tu llegada, tu ojo de hierba, tu mano pequeña de cangrejo, tus rodilla juntas.
De ahí en más, la vida es una cosa demoníaca que no me va ni me viene. 

6 comentarios:

La Otra Maja dijo...

Flamables tus líneas, como siempre.
Que la llama no sea tímida jamás.

Abrasó y abrazo.
Buen martes

Aquí su pendejo dijo...

Gracias Maja. El diablo anda suelto: del estómago.
saludos desde marte.

Anónimo dijo...

Que vivan los demonios

Aquí su pendejo dijo...

Mientras puedan.

Bio México dijo...

tu me das el balazo o yo a ti, claro...virtualmente. el abrazo va real, un abrazo!!

Aquí su pendejo dijo...

Necesito balas de sálva_me.