jueves, 22 de abril de 2010

Hoy


La poética del árbol: el caer de sus hojas. La del río: la erosión de la roca. La del viento: tallar el risco. La del mar: ser inquietud. La de la noche: desmontar la luz. La del sol: el ocaso. La del silencio: su invisibilidad. La del ave: la ingravidez.
La de este cigarro, es ser vestigio de una mancha. Dedos sueltos. Humo y el otoño. Cada hoja desprendida llora un pájaro. Ni luz, ni oscuridad, la tarde es un declive incoloro; cielo congelado. Un espresso doble, otra inhalación. Luces que comienzan a tintinear;  una tarde sin fondo, de cualquier día que nace de la nada y se estira hasta el hoy.

2 comentarios:

r3ivajx dijo...

Me declaro humilde. Un abrazo, doc.

Aquí su pendejo dijo...

Me declaro humille. Je. Abrazo.