domingo, 4 de abril de 2010

Calamaro, hoy no.

Calamaro abre el vórtice del tiempo y cierra el espacio. Yo le bajo el zipper a la memoria. No quiero sus senos blandos. Sus imágenes de ciruelos o cerezos fornicando alegremente con sus colores. Lo mejor es taparme los oídos y no permitir que llegue mensaje alguno -en esa suerte de compraventa que hay detrás de una sonrisa compasiva. 
Soy mis labios, justificados como la caja de un texto. Labios hechos para no desperdiciarse en mordidas, sino en blasfemias. Labios que vomitan y se parten. Labios que no cantarán "para no olvidar". Labios que en estos días quieren ser besados. Labios que a esta hora saben cerrarse y sólo se abren para fumar y decir adiós.
Calamaro, te quedaste con las ganas de chingarme. 

1 comentario:

Miss Vintage dijo...

Me agradó la parte final!
chido.