lunes, 5 de septiembre de 2011

Etéreos.


I
El ala se eleva al oponerse al viento. Danza física donde lo invisible acude a su desaparición. Desaparición que el pájaro niega. Vuelo de la mirada que intenta desdoblar el alma.
Suceso sin colofón.

II
La parvada migra hacia al adiós. El horizonte es un abismo estirado. Encima de él se yergue el éxodo del tiempo. Pluma a pluma, una fuerza descomunal empuja y arrastra al mundo a la siguiente estación.
El ciclo.

III
Un ave solitaria da asilo a la nada. No busca el hacia, traslada el aquí. Conlleva el destino al ser transcurso. Desafía sin invadir, ocupa sin transgredir. Es un movimiento que estira el espacio y oculta el tiempo.
Reflejo de lo ido.

IV
La nube es un convoy de gases sedentarios. Cabe en el grosor de un pensamiento. La sostienes en las pestañas. La llevas en el pelo. La nube simboliza la imposibilidad de la pertenencia y la preponderancia del viaje.
En ella nada es quedar, ni ir: solo mutar.

V
El viento hace lo que quiere y quiere lo que hace. Quiero ser viento.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ella suspiró y lo convirtió en viento. Como agradecimiento, él decidió poblarla. Se meció durante horas en sus cabellos, hasta sentir el vértigo. Luego decidió descansar. Descendió hasta el suelo que ella pisaba, acarició sus pies, sus piernas y elevó su falda. El se sentía libre y ella complacida. En un sueño diurno, descubrieron que no existe caricia imposible ni cuerpo que se resista.

Anónimo dijo...

Ella suspiró y lo convirtió en viento. Como agradecimiento, él decidió poblarla. Se meció durante horas en sus cabellos, hasta sentir el vértigo. Luego decidió descansar. Descendió hasta el suelo que ella pisaba, acarició sus pies, sus piernas y elevó su falda. El se sentía libre y ella complacida. En un sueño diurno, descubrieron que no existe caricia imposible ni cuerpo que se resista.

Carlos Zarzalejo dijo...

Qué buen texto, saludos.