El cielo se cierra en torno a un nervio. La falange acomete contra el árbol de miradas -deshoja la calle. La vida, quieras o no, es el malentendido en que todos nos movemos -anchos o delgados, folículos huecos de una cabeza de alfiler.
Allá, una sombra desplaza una sombra. Por acá, el pesado cadáver de un segundo pisa fuerte pero no pasa, ni queda: se esfuma.
Nada está quieto. Nada está. Nada es. Nada.
Por mínima que sea, toda vibración hace temblar una piedra.
Así también, a veces el alma tiembla y se acostumbra a pernoctar en el adiós.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 2 años
1 comentario:
Sentido...
uffff
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