Ponle corazones a tu caparazón. Mantén la llave cerrada con la puerta. Atranca la sombra con una silla de luz. Sucumbe ante ti. Renace en el renglón donde la historia da el vuelco y se convierte en una narración extraordinaria. Sal. No te quedes doblada bajo la sábana gris y sin lluvia. Comete aquel delito que soñaste la noche anterior: yo ahí, sobre la piedra y tu brazo alzado para asestarme el golpe. Nunca sabrás si el miedo es cierto mientras no tiembles de ti, en mí. Nunca sabré qué tan falso es que yo quiera ser tuyo, si no te tengo.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 2 años
3 comentarios:
Es preciosa esta escritura! No entiendo porqué a la gente le gusta tanto y después no la pone en práctica en sus propias vidas, pero hay tantas cosas que no entinedo...
Querido Editor, uno nunca sabe nada del otro, ni siquiera lo que enseña.
Me ha gustado.
Un gusto leerte.
Saludos.
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