domingo, 5 de junio de 2011

Algo sobre hilos, reptiles y heridas.

Tomé hilos que se volvieron serpientes -las manos reptan cuando acarician; el pensamiento se enrosca en el deseo; amar es renovar las escamas.

No hay ilusión que no exija una dosis de lodo y estiércol.
He ahí el por qué deshilo el vestido de las cicatrices y prefiero ver desnudas las heridas, bajo el sol, sobre la piedra.

En medio, en ese punto, o si se quiere, en ese instante, un no lugar crece y se desdobla.
Le llamaría nada, solamente para esbozar una totalidad cercana al aire y la bruma.

En esa esquirla de fragancias confusas habita lo otro.
Más que hilos, hebras, sogas, tendones, cuerdas que producen un sonido lamentable, una vibración inoportuna.

Mira qué lejos he llegado en esto.
Mira que apenas tomaba vuelo.
Mira que apenas eras el primer trazo que había zurcido de tu herida.

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