lunes, 7 de diciembre de 2009

eso es todo.

Un salto al vacío, fuga centrípeta del alma. El calor y la fusión, confusión de la piel. El cielo es un sistema de hielo sudado. Las alas del diablo son escamas de ángeles dormidos. No hay rodilla suficiente para hincarse ante la nada. No hay palabras para embellecer el sueño. La suerte ha de ser un borde de la voluntad. Cada idilio conforma un silogismo y no una esperanza. En la comisura del tiempo la inmovilidad anida discreta, la palabra juega a ser un acento del espíritu, el fuego es ciego, la luz ingenua. El tiempo es la vida que se desprende de a poco y nosotros somos el tiempo inquieto que la vida deja pasar. Y eso es todo.

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