Fuiste el esperma más rápido de aquella eyaculación; el triunfo de un renacuajo testarudo que impuso su velocidad sobre los otros; un cigoto inmóvil dentro de una lonja de humedad y silencio; una promesa humanoide, inofensiva y común; un cuerpo expulsado del palaciego útero de una hembra; un cuerpo sin motricidad, ínfima pieza babeante, pequeño productor de heces y balbuceos; un ser erecto y bípedo; un imitador a veces castigado, un seguidor de designios, otro mamífero con los nudillos limpios; fuiste aprendiz, siervo, amo, maestro: un mono educado para aprender y repetir.
A veces fuiste el otro, siempre serás: el gran ninguno.
1 comentario:
Que putiza nos paraste a todos.
Y yo que me habia levantado animoso.
Publicar un comentario