viernes, 31 de julio de 2009

instantánea de un viernes en que partimos...

Sin ningún hilo que seguir. Hombre no Ariadna, pulmón ajeno al laberinto, suspensión de aquel hades, existencia llevada en alas-otras. Amaneció sin bostezos, sin esa nube de aguas secas. Amaneció y el borde de la cama seguía ahí con nuestros cuerpos encapsulados en la dinamita de un sueño profundo. La chicharra avisaba que lo intrusos había levantado el telón. El día, cualquier día, puede ser un estorbo para la eternidad. Vimos cómo se abrió la nata de huesos del cuerpo inmóvil del tiempo, hendimos la mano para extraerle el corazón, las costillas, para drenar esos líquidos que aceitan los calendarios. Jubiloso viernes, la fiebre ligera de partir, la palpitación de los astros en su luna de miel. Cada instante es el inicio, es el fin. Y yo amo cruzar ese desierto a tu lado.

2 comentarios:

Adrián Naranjo dijo...

Que envidia!
La prosa primero
El viaje después
Y la presencia, la compañía, el amor.
Bueno, aquí al ultimo, no tanto, ya casi llegan mis otras 3/4 partes.
Saludos y suerte petiforro!

Adrián Naranjo dijo...

Y claro, el señor está de vacaciones, no escribe, que al cabo qué...
Haragán,tiene una obligación con la verdad, no se desentienda.
Saludos, y ojalá se esté divirtiendo, aunque sea.