jueves, 30 de julio de 2009

Del eufemismo histórico


La violencia encontró en la historia el rango de heroísmo. El héroe, insecto descontrolado, depositario egocéntrico de la anécdota, existe gracias a la debilidad del historiador. El historiador, ese amante abúlico de lo improbable,  hace de su pasión necrófila la vivificación de lo trágico. La exaltación de la sangre, ese líquido devaluado, simboliza la ruptura de un orden y establecimiento de una era, jamás, el primado de la verdad. La historia no está capacitada para narrar la verdad, sólo nos cuenta del episodio ¿Quién puede confiar en aquello que sólo muestra una cara?

1 comentario:

Adrián Naranjo dijo...

Ah ya!, ya veo petiforro tu intención. Vos pensás salir y dar tortazos a todas las materias reprobadas en la secundaria. Ayer Arte, hoy Historia. Me muero por ver tu alegato contra las Matemáticas.
Saludos!