jueves, 21 de enero de 2010

Bestiario político

Ciudadano: el gran ausente, el gran ninguno. Burócrata: pleonasmo de asno. Funcionario de primer nivel: imbécil de segunda. Regidor: periquitos enjaulados por el loro liberado. Presidente municipal: loro liberado de su jaula. Gobernador: obstáculo regional. Policía: animal mal adiestrado. Senador: lastre de los estados, figura decorativa del federalismo. Diputado: cavernícola que aprendió a caminar sin arrastrar los nudillos; pero que aún babea durante las sesiones. Servidor público: inútil impúdico. Plataforma política: documento que nunca se realizará. Propuestas: mentiras fragmentadas en la realidad en pasquines y demás. Campañas políticas: procesos irracionales para embaucar despistados. Elecciones: simulación organizada (y costosa). 
Ciudadanía: elemento agridulce del platillo (sabe, pero no se ve). Oposiciones: títeres involuntarios de la tragicomedia. Estados: parcelas tomadas por fantasmas. Representación: ilusión máxima de los prestidigitadores sociales. Partidos: en realidad, repartidos.

Instituciones: cofradías al servicio de una secta de mediocres. Sistemas políticos: sistemas de ficción. Votante: iluso convencido de tener el poder de decidir. Banana: palabra que define el modus operandi de la clase política latinoamericana. Democracia latinoamericana: un espejo para mirar nuestra imperfección política, nuestra deformación social. Venezuela: el laboratorio experimental de la demencia política. Hugo Chávez, un bufón irremplazable. Bestia total, sinónimo de todo lo anterior.