lunes, 30 de noviembre de 2009

territorio Haiku

I

La luz se marchó

las estrellas brillaron para que su dolor

no se apagara.

II

Los ecos nacieron

en la caverna bucal

de una cuerda rota.

III

Lloró para sí

de sí

como el glaciar en primavera.

IV

El alma

soldaba el corazón

de una vida fracturada.

V

Cada puerta

tiene el rostro

del adiós

el rastro del ayer.

VI

La piedra estaba sola

hasta el momento el derrumbe

caída prodigiosa.

VII

Caracol.

No era el centro de su vida,

ni el extremo,

ni la periferia.

VIII

La mirada

alejamiento impreso en la pupila

nacimiento del sueño y la codicia.

IX

La espina sabía

que la flor era el consuelo

de la sangre.

X

El frío comenzó al pronunciarlo,

nevaba en el espíritu

blanco se pintó el pensamiento.

1 comentario:

Adrián Naranjo dijo...

petiforro, están geniales tus haikús, especialmente el del caracol.
Reverencia oriental.