viernes, 11 de marzo de 2011

Desde el origen


Elevó los párpados. Desnudó el ojo, no la mirada. Contempló la mañana y era tan parecida a la noche que siguió acostado. Tenía tantas preguntas sin respuesta que supuso que al quedarse quieto pronto se marcharían. Era un hombre superpuesto al hombre. Era un vacío ocupando un cuerpo. Era el devenir llano y sin vida, de la vida misma que allana el tiempo. No era yo, era mi resto. No era el espacio, sino su contenido. Es el pasar repentino y sutil de mil certezas cortejando morbosamente la claridad. Era una almohada, un grito ahogado, la posición del alma. Horizontalidad, verticalidad. Ahí estaba, sentía otra vez ese modo desinteresado en que las cosas se marchitan y convierten en sospecha, distancia y muerte. 
Fue hoy, pero esto ya venía pasando desde el origen. 

1 comentario:

Anaile_x dijo...

"No era yo, era mi resto"... pero en realidad es lo que soy.

Me encanta como usas las palabras, como juegas con ellas, las acaricias y maltradas al mismo tiempo, felicidades.