lunes, 14 de marzo de 2011

Ajá.

Nacho Vegas.
El café con leche.
Horas desandadas en la silla.
Cigarros que crispan el instante.

Un avión casi inmediato.
El vuelo como sinónimo de suspensión.
Pausa absoluta.
Rostro hirsuto.

Un eufemismo está listo para aliviar mi cobardía.
El gato encerrado maúlla adentro y afuera.
La puerta de esta casa sirve como perpetuidad fijada a un marco.
               Al marco de lo inmóvil.

Un párpado que también es satélite
que también es un punto rojo que tintinea,
que también mira y se deshace
que también bucea.

Las manos frías.
Lo quieto.
Cristina Rosenvinge.

Una lista invisible que tiene por hoja el aire.
Un aire que tiene por casa el oído.
Un oído que no tiene razón de ser puente.

Caer.

1 comentario:

ylacarieri dijo...

segundos párpados caen, la poca fe se esparce dientes de león. fauces belfos feromonas ininteligibles