sábado, 29 de enero de 2011

Tenemos el corazón barnizado. Tenemos por río una piedra que se desliza hasta perderse de vista. Sobre nosotros nada crece, ni se agita. A los lados, la muerte es plana. La voz es cóncava y la palabra una escama imprecisa.
Tuvimos nada.
Eramos solos.

                      Allá vamos: al aquí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y tenemos que morir para descubrir que puede ser diferente

Aquí su pendejo dijo...

Y en ese morir: renacer.

Clarice Baricco dijo...

Quiero morir. Otra vez.