miércoles, 17 de marzo de 2010

Shangri-la.

No lo sabe pero en sus ojos bulle Shangri-la. Se lo dije en silencio, mientras nos abrazamos como dos viejos moribundos a las 12.27. Hueles a montaña de Nepal, creo. Tu saliva es agua de los riscos de Kum Lum. Un dios verde esculpió la piedra que me sostiene. Otro hizo la mañana. Los secretos de Shambala surcaron un encendedor. La vela, el móvil y unos lentes ¿dónde dejaste la vida? Pensé en los túneles abisales de aquel topo. En los delirios de aquel alacrán. En los miedos de aquel insecto. En la estulticia del grillo. En la uniformidad de las hormigas que no quise pisar. He pensado en todo y en nada. En lo que merece la muerte. En lo que merece la vida. En el placer insano de disolver el ácido en más ácido estomacal. Hasta hoy que vi bullir en sus ojos un Shangri-la.