jueves, 10 de febrero de 2011

Su posición.

Supongo que debo comenzar por recordar los detalles más insignificantes. Por ejemplo, eran casi las ocho de la mañana y nuestros dedos decidieron acercarse por accidente. No diré nada sobre la sopa de queso. Obviaré el vodka, las papas fritas y el frío que jugaba con el humo de los cigarros, las risas y Beirut. Como este, solamente es un disparo al aire, seguiré encañonándote a ojos cerrados; pero eso sí: nadie va a morir de esto. Si acaso, la tos, los estornudos, o la fiebre nos acusen cuando el juez se encuentre roncado. Qué sé yo. Este es un ensayo de otras palabras, un juego del que ni tú, ni yo, debemos participar seriamente. 

1 comentario:

Clarice Baricco dijo...

¡Ay! Que no ensaye.
O sí. Nomás para saber si el juez despierta.
Me gustó mucho.
Abrazos.
Graciela