Fuiste el esperma más rápido de aquella eyaculación. El triunfo de un renacuajo testarudo que impuso su velocidad sobre los otros. Fuiste un cigoto inmóvil, dentro de una lonja de humedad y silencio; una promesa humanoide, inofensiva y común. Fuiste un cuerpo expulsado del palaciego útero de una hembra; un cuerpo sin motricidad: ínfima pieza babeante, un pequeño productor de heces y balbuceos; un ser erecto y bípedo; un imitador a veces castigado, un seguidor de designios, otro mamífero con los nudillos limpios.
Fuiste aprendiz, siervo, amo, maestro: un mono educado para aprender y repetir
3 comentarios:
Y lo peor es el repetir estupideces, al final lo del mono está de más.
Ei.
En mi corazón, faveo sus posts, maese.
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