Puedo dejar que revoloteen en torno a mí, cualquier cantidad de insectos. Soy un foco de cien watts que los atrae. Me siento por horas en esta silla a la que quiero comenzar a llamar colina, pradera o algo parecido.
Uno debe inventarse o reproducir el mundo, así nunca haya salido de la cocina. La cosa es, que no es fácil consolidar un régimen existencial adecuado para las termitas, para los ácaros, para las moscas, moscos y hormigas.
¿Por qué nadie se fijó en mí a la hora de domesticar a las abejas? Habría sido por desdén, soy un entomólogo natural. Quizá Kafka lo sepa. Tal vez mi metamorfosis comenzó cuando comenzaste a tratarme como a un gusano y me dejé pisar por tu afilado tacón del diez.
Quizá no y no importa. Las cucarachas lo comprenden desde el patio, o desde mi corazón que se orea en el patio.
10 comentarios:
Me reí mucho,
que agridulce.
Je. Perdón, me estoy quitando un escarabajo del zapato. Ahora te respondo como es debido.
Rey de los artrópodos
En efecto. Autoridad no reconocida, que sufre por ello.
Si se le reconoce se convierte en tirano y los insectos querrían escapar de su reino
Lo han hecho, sin que haya sido yo ratificado como su líder absoluto.
Este público indescifrable, regresa siempre.
A poco no?
Eso espero. Mi vida no sería igual sin la presencia y aroma de las chinches invadiendo mi colchón. Succionando mi sangre mientras el sueño profundo me aprehende.
Ahora rezaré por ello.
Síncope Blanco, Síncope Azul...
No se ponga Cerati usted también.
No. Tampoco me pondré ser a ti.
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