1. Las metafísicas. Son las más graves, lo vuelven a uno una suerte de híbrido: mitad carne, mitad eructo. El mundo al revés, reina aquí. El cerebro palpita y el corazón piensa. La boca caga y el culo habla. Son las que Borges definía como “pasiones metafísicas”. Tan cioranianas, también. Huya de ellas mientras pueda o vuélvase un queso.
2. Las irónicas. En cierto sentido, la vida se las arregla para ponerte o quitarte de lo que tontamente consideras, tu lugar en el mundo. La lección es simple: ella manda. Tú eres otra pieza reciclada del basurero existencial. Una más a la qué ponerle un nuevo o un viejo revestimiento. La ironía pues, es dios, y se ríe de ti a carcajadas. Prohibido rezar para evitarlas, eso ahonda la tragedia.
3. Finalmente están las otras; mismas que no pienso explicar. Mejor las vivo.
4. Y estás tú. Cómo olvidarlo.
2 comentarios:
yo me enfermo de mí y tengo miedo.
yo me enfermo y las palabras son placer y espanto.
La vida se enferma en mí.
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