El peso cae por su todo: a tiempo. El silencio no sabe zafarse del silbato. La imagen no perdura más allá de su espejismo. Labios sellan un ellos mordido, negado, de y por comisura azul. Ahogo el agua a bocanadas. Aire pertrechado en un puño invisible. Envaso el viento. Reviento a dienta y siniestra. Floto en la conspiración de la nariz constipada. Moco. Lloriqueo ¿Alguna otra verdad que estornudar? Granizan cartas sin destinatario. Hoy fue un día gris y a decir verdad, bello. Otro soy, siendo nada, en capítulos que disminuyen mi capacidad telúrica.
Ese sismo de ayer, yerto ya en epicentros sin.
2 comentarios:
no tengo al lenguaje y esa falta no me desconsuela.
que (te) tiemble.
Caray, es de esos días en que, más que escritura automática es un reflejo de un espíritu anudado, complejo y en pleno extravío.
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