Mentiría si no te digo que los árboles se caen a pedazos
y que a veces hueles a hojas secas.
Pero ni la verdad, ni la mentira te gustan.
(Me das sombra y
me dejas columpiarme en tus ramas.)
Anidas aves y bichos.
Te quedas ahí
como una estaca de penumbras sedientas
que se ovilla bajo tierra
mientras te bebes tu propia raíz.
Entonces
te vuelvo un montoncito de historia
que disciplinadamente despejo
con la escoba al amanecer.
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