Beirut, Elephant Gun. El tono supera el significado. El sentido toma un segundo plano. La imagen no llega. Al minuto con veinte segundos irrumpe una trompeta que te hace volar. Quizá no, pero planear sí. Cierras los ojos. Ningún elefante es un arma. Tampoco Beirut es un grupo musical, si acaso la capital de un sueño. Tu estás aquí conmigo escuchando la música que me recomiendas entre dientes, o haciéndome gestos con los ojos, del tipo: arráncame los labios. Yo me quedo quieto. Te sostengo la mirada. Nacen sonrisas.
Estamos ahí, en la barra del bar y reímos. Llega otra vez la trompeta que limpia mi memoria. No, que la deja en blanco. Que me da el tiempo suficiente para terminar de describir la sensación de ese sonido nuevo ¿tu vos, tu risa? No, eso tampoco: es Beirut, Elephant Gun.
La vuelvo a poner para recordar que me dijiste: fuiste al recital de Kusturica. Yo estaba ahí, pero no estábamos, y sabes, lo mejor es que no estaremos. Tal vez, en otro silencio, en otras miradas, vivamos el beso y nos tomemos de la mano y caminemos por la calle de las jacarandas.
Pero claro, era de noche y no se veían, o no te diste cuenta.
5 comentarios:
Gran banda, doc.
Con la reflexión hace creer que la música es lo que pasa cuando escuchamos música.
Mi favorita de ellos es "Nantes".
Un gran abrazo.
Así es Javier, gran banda.
abrazo.
qué bonita canción, esa canción me revuelve el estómago, son de esas que ya me son dificiles de escuchar. Pero bonito lo que escribió, saludos.
Me hiciste emocionar muchisimo, escuche el tema, busque comentarios y justo te encuentro! que placer escuchar el tema y leerte!!
Increible redaccion!.. La simple musica es genial,, y complementarla con lo que acabo de leer.. Amazing!
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