Ese de ahí no era yo. Era él en Recoleta, durante un verano que ardió Troya. Ese día leí a Zigmun Bauman: el amor líquido. Tirado en el césped, descalzo. Bebía un café y fumaba Gauloises rubios y todo me lloraba. Había aprendido a caminar bajo mi propio Berlín. Besé cada uno de los ladrillos que había martillado. Me dejé inventar por la ausencia y el olvido.
Ese de ahí, me anda buscando. No le digan que volví.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 3 años
5 comentarios:
Es usted un hermoso!, no le diga que yo le dije...
No lo haré. Ni Recoleta, ni la nostalgia que literalmente me consume.
Imposible no decirlo
que majo!
disculpe usted...
Májame dios..!
saludos
Zigmun Bauman..genial!
...Besé cada uno de los ladrillos que había martillado. Me dejé inventar por la ausencia y el olvido.
Me agrada.
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