El juicio de tus contemporáneos es un parámetro inhóspito. Los grandes hombres y mujeres de la historia NUNCA fueron de la gracia de sus contemporáneos; por el contrario, fueron execrados. Hay que preferir el rechazo, lo que cale hondo, no la empatía: ese es el destino de los súbditos. Un elogio es la fase final en la que dos mediocres coinciden.
Esto se vive particularmente en el mundillo cultural. El arte es alienación; la admiración crea súbditos; la obra ha de ser subversiva y transgredir, de lo contrario empantana el entorno. El artista transforma su debilidad en ego; hace del rechazo social el ungüento con que se protege del mundo: no hace arte, se salva. No hay diferencia entre un pederasta y un artista: ambos violan a menores de edad; y la minoría de edad no es otra cosa que incapacidad e indefensión.
Unos dicen que el arte y la cultura son un vehículo para transformar la realidad; será la de sus cerebros dopados, porque el mundo cada vez está peor. Los entusiastas afirman que la contribución del arte enriquece la pluralidad; yo digo que la pluralidad no requiere un banco de idiotas. La creatividad es el último refugio de un espíritu mediocre; toda vez que ha fracaso en la realidad, buscará la fantasía para sobrevivir.
Defeca y un escultor emergerá del inodoro; aúlla y se obrará el milagro de la música; corta una tela y brotará un diseñador. Escupe y nacerá un artista conceptual; eructa y estarás ante un poeta; orina el suelo y nacerá un pintor; miente y verás en ti un actor.
Los artistas son quizá, la segunda alternativa luego del fútbol para embrutecernos; en ambos nichos abunda el alcohol y los chistes malos. Sin embargo, hacen bien estos bufones en darnos entretenimiento barato; en llenar nuestras horas de ocio a cambio de plátanos y maníes. Los artistas generalmente son incultos y poco inteligentes; apenas articulan dos palabras y lo que llaman sensibilidad no son mas que refritos tardíos.
Veo a los artistas y celebro que no nos gobiernen ellos; sería el reino de la pose, del barbarismo disfrazado de "idea". Una clase anémica, abatida en su mediocridad, ensimismada, perturbada de tanto transitar por la espiral de su circuito vicioso.
¿Qué sería de los artistas, de los intelectuales y de esas subespecies que no pueden vivir sin el Estado que tanto detestan? Un puñado de suicidas sin talento.
1 comentario:
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