Algún día escribiré la historia de cómo el hombre se transformó en una pálida sombra; en un autómata temeroso atrapado felizmente en el concepto falaz de libertad; en un ser sin brillo rodeado de aparatos que progresivamente suplieron su vida; un bodrio cómodamente pertrechado en un paraíso virtual, all inclusive; un bastardo universal cuya fe se rindió desde el primer albor de los tiempos; un tránsfuga permanente de sí mismo; un plebeyo satisfecho de lamerle la entrepierna a cualquier amo; un animal desorbitado por sus impulsos; un ser de odio que disfrazó de progreso su destrucción; un bufón sin gracia apostado en una esquina del ridículo; un mentiroso capaz de venderle a la vida, la muerte; un gusano ensimismado en sus ideas, royendo sin cesar la manzana de su ambición. O quizá no lo haga.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 3 años