No debí salir de la placenta. Debí quedarme en la sombra amniótica de un sueño. Debí invernar bajo las uñas del oso. Debí ser pura raíz y seguir mi curso tierra adentro. Debí ser el corazón de la roca luego de romper el ventanal de la noche. Debí burlar a los guardias de dios y no salir del limbo. Debí reinar a la diestra del zorro. Debí lamer las paredes heladas de un búnker. Debí tener los ojos firmes de una escotilla. Debí ser la sangre corriendo por la coladera del crimen. Debí festejar los años olvidados en vez de festejar los vividos. Debí quedarme quieto en las uñas del glaciar. Debí vendar el alma para que todo fuese un choque ciego. Debí perder más de lo que perdí. Debí simular no hacerlo. Debí hacer de cuenta que alguna vez contó. Debí torcer cada árbol para que su sombra barnizara la ausencia.
Debí hacer tantas cosas, pero todo era perfecto y debía morir.
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