Esta hora es la extensión de la violencia. Instante mismo que impregna de humanidad al mundo. Espacio concentrador de la ruindad pasiva con que cerramos la puerta y nos echamos a dormir. Estar alerta tampoco sirve, la conciencia terminará matándote, pero ¿no es preferible la cicuta al cáncer? En el lento delirio de la permanencia, la duración se torna un lastre superado. Bendito aquel que vive por inercia. Del respiro a la tumba sólo hay un segundo donde cesa la lucidez y morir es un acto desinteresado. La amnesia, ese ensayo de gran fecundidad, nos guía hacia una puerta de insomne dulzura. Ahí rasgas, ahí rascas el tiempo, ahí arañas paredes de nada. Esa sensación instruye a la vida a corregirse a sí misma: no más engaños, te has ido de ti para siempre.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 3 años
1 comentario:
Ah! La violencia y sus palabras verdaderamente negras, despiadadas.
Muy bueno petiforro.
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