La reencarnación suena a carnicería. Por sí mismo el ser humano es un bicho asqueroso, un pervertido envuelto en el celofán de la civilización. La filosofía de la reencarnación es una mala metáfora del infierno. Tu castigo será volver en el cuerpo de un burro; estoy seguro que para algunos esa será su mayor gloria. No hay peor resignación que la de un “más allá” en cualquiera de sus modalidades; un remilgo de expiación que pretenda recomponer lo que la vida no dio. Quizá por eso a algunos les funciona el aislamiento y la renuncia. Asumen con ello la verdad detrás del espejo: en el reflejo el deseo actúa como desolación, todo es tan cierto que es preferible ahogarse en la propia sombra, ser la memoria de lo que pudo ser, el congelamiento radical de la naturaleza. La negación del monje afirma el mundo por oposición y niega el monje en su desolación. Gran mentira predicar sin vivir y peor aún predicar en contra de la vida.
La amable explosión esta
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La lenta, casi imperceptible marcha de todo continúa en sus revoluciones y
sus inescapables giros. No hay manera de saber cómo, pero es ineludible el
he...
Hace 3 años
1 comentario:
Que decimonónico che.
Abrazo.
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