I
La luz se marchó
las estrellas brillaron para que su dolor
no se apagara.
II
Los ecos nacieron
en la caverna bucal
de una cuerda rota.
III
Lloró para sí
de sí
como el glaciar en primavera.
IV
El alma
soldaba el corazón
de una vida fracturada.
V
Cada puerta
tiene el rostro
del adiós
el rastro del ayer.
VI
La piedra estaba sola
hasta el momento el derrumbe
caída prodigiosa.
VII
Caracol.
No era el centro de su vida,
ni el extremo,
ni la periferia.
VIII
La mirada
alejamiento impreso en la pupila
nacimiento del sueño y la codicia.
IX
La espina sabía
que la flor era el consuelo
de la sangre.
X
El frío comenzó al pronunciarlo,
nevaba en el espíritu
blanco se pintó el pensamiento.
1 comentario:
petiforro, están geniales tus haikús, especialmente el del caracol.
Reverencia oriental.
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