sábado, 7 de noviembre de 2009

el diablo ilustrado....

I

Amo la idea del diablo como parapeto de la maldad humana. La utilidad del diablo radica en ser una distracción eficiente para evitar que la mirada se hunda en el alma del hombre. De tal forma, todo hombre es naturalmente bueno pese a que sus actos no respondan a la bondad. Un mundo sin el diablo sería tan penoso que obligaría a todo ser viviente a deprimirse ante la implacable verdad humana. El diablo se torna así en otro redentor, alguien que nos salva del abismo de nuestra naturaleza, alguien en quien podemos depositar la pesada carga de nuestra brutalidad: el responsable de todos nuestros males. Y entre lo divino y lo malvado, la responsabilidad abandonada se agita como un insecto en el agua, el mediodía de la vida se va opacando por la nata de la displicencia. La vieja-nueva libertad desmoronándo-se-nos.

II

Cierto tipo de sonrisas son un escaparate del infierno: te queman a llama lenta. Puedo ver lo maligno en los ojos más bellos porque no logran diferenciarse de la bondad. Cada palabra posee un demonio peculiar, como aquella que, rica en cinismo nos aproxima al sueño andrógino. Los deseos y el azufre son como la esperanza y la realidad. La tortura y el castigo comienzan en la oración y la oración termina con la acción. No necesitamos tantos infiernos como Dante los planteó, requerimos uno solo, pero que sea honesto.

III

He llorado frente a un perro al confundirlo con un dios. Puedo ponerme de pie en un segundo siempre y cuando mi caída sea definitiva, antes no, antes de eso seguiré escarbando en este abismo existencial.

IV

Más sabe el diablo por facebook que por diablo.

V

Si el bien es tangible y el mal intangible, vivir es un sueño

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