I
La poética del árbol: el caer de sus hojas. La del río: la erosión de la roca. La del viento: tallar el risco. La del mar: ser inquietud. La de la noche: desmontar la luz. La del sol: el ocaso. La del silencio: su invisibilidad. La del ave: la ingravidez.
Este cigarro, vestigio de una mancha.
Dedos sueltos.
El humo y el otoño.
Cada hoja desprendida llora un pájaro.
Ni luz, ni oscuridad, la tarde es un declive incoloro;
cielo congelado.
Un espresso doble, otra inhalación.
Las luces comienzan a tintinear;
tarde sin fondo,
de domingo estirado hasta el martes.
El viento tiene astillas de frío,
se mezcla con voces aguadas.
Busco encriptar esta imagen, ponerle una mordaza.
El otoño es la estación de las reverencias.
1 comentario:
Che, que lindo poema.
Momento bien fotografiado.
Publicar un comentario