Este no es un discurso. La palabra no está sucediendo. Esto se trata de lo automático; conforme vayan llegando los haré sentar. Cráneo, por ejemplo. Pórtico. Allá la calle, allá la callé. Hablaba mucho mientras se comía esa sopa de letras. La llamada del uruguayo, rompiéndome los huevos. Lo sé, la factura, pero igual, me da igual. Sopa, dije. Llegó un ajo a la taza: ajá. Ají y en Chile, me pica la moral. Sé que no voy a darme a entender. No siempre, ni porque qué. La incoherencia es todo un arte, tal y como aprender a silbar comiendo pinole. Llega mensaje: “aprieto los puños y te mando toda mi energía”. Y así fue, la sentí. En tanto este hospital, otra vez un hospital, y este mes y esta vida y todos los carajos reunidos en el water. No sé. Algo no anda.
Chau. Click.
No hay comentarios:
Publicar un comentario