viernes, 12 de noviembre de 2010

Divina redundancia

Te habría hecho de arena sólo para hundirme lentamente en ti. Tengo las veces desfilando en círculos; eje donde la vida punza, danza y ríe. Esas veces volcadas en sombra. Veces sin voces. Veces que a veces, y que no. Ahora hago tierra. Estoy poseído de veces que me vician y desdicen. No fueron veces, fueron esquinas y rincones silbando indiferentes bajo faroles inanes. Una, dos, tres, cuatro veces, la vez no vio. Y esta vez ya no habrá vez, como bien lo ves, es redundante pero cierto.

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